jueves, 15 de enero de 2009

ARTURO SOUTO FEIJOO


ARTURO SOUTO FEIJOO

El polimórfico. En 1962 cruza el Atlántico, desembarca en Vigo y celebra una exposición en la desaparecida sala Velázquez. La muestra es un fracaso. Sus antiguos amigos apenas le hacen caso. Profundamente defraudado, recoge la obra, reniega de esas amistades y expone en Madrid, Bilbao y Compostela. Permanece en España hasta principios de 1964. En marzo regresa a México. Pintando, lo que le apasionaba y hacía magistralmente, fallece el 3 de julio siguiente. Su obra se ha extendido por el mundo, figura en Museos de España y de América. Con motivo de la Bienal de Pontevedra, de 1984, se celebra una gran exposición antológica de pintor, que se repite en Vigo, en 1988. Souto tiene muy diferentes etapas como pintor. Se inicia en un modernismo decadentista, elegante y mundano. La sucede otra muy francesa, con influencias que Van de Bonnard a Toulouse-Lautrec. Salta a la italiana, que recuerda a Chirico, y se entusiasma con el arte japonés, del que da una visión muy personal, de colorismo exquisito y exultante. La etapa americana es mucho más neutra de color, de intención racista, hierática, influida por el muralismo indigenista.En medio, siempre, un pintor de mancha nerviosa, barroquizante, muy moderno, capaz de captar los más variados ambientes, desde las fiestas populares al mundo del mar y de la mitología.

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